Hernias umbilicales en bebés y niños

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Hernias umbilicales en bebés y niños

Las hernias umbilicales son mucho más comunes de lo que parece, así que no te asustes si has notado un bulto en el ombligo de tu bebé, porque la mayoría de ellas desaparece de manera natural.

Las hernias umbilicales afectan a uno de cada 10 bebés, especialmente en bebés prematuros. Es un fenómeno bastante común que suele solucionarse sin necesidad de una operación. Sin embargo, es un poco latoso y molesto.

Qué es la hernia umbilical

Hasta que tu bebé nace, su cuerpo se encuentra unido al tuyo a través del cordón umbilical. Cuando éste desaparece, el pequeño orificio de sus músculos abdominales se cierra progresivamente, cerrándose por completo antes de que tu hijo cumpla los 4 años.Hernias umbilicales en bebés y niños

La hernia umbilical se produce cuando este orificio no se cierra correctamente, generalmente hacia las dos semanas de vida del bebé. Esto suele ocurrir porque los músculos del abdomen no están suficientemente desarrollados, por eso tiene mayor incidencia en bebés prematuros o de bajo peso.

Cuando esto ocurre, el ombligo sobresale de forma abultada, oscura y tensa. Esto te permitirá diferenciar la hernia del abultamiento normal que se produce en la zona del ombligo las primeras semanas, con la piel más relajada.

Las hernias umbilicales pueden llegar a tener el tamaño de un huevo o ser apenas perceptibles cuando el bebé llora. No suelen ser dolorosas, aunque pueden llegar a resultar molestas a la hora de poner el pañal a tu bebé.

Qué hacer si tu bebé tiene una hernia umbilical

Cada vez que llevas a tu bebé a la revisión y palpa su barriguita, tu pediatra comprueba, entre otras cosas, si tiene una hernia. Por eso será él quien te diga si se trata de una hernia umbilical y te indique cómo debes actuar ante ella.

Lo más probable es que la hernia desaparezca por sí sola, ya que la cicatriz del cordón umbilical se irá cerrando poco a poco, cerrando los músculos abdominales y devolviendo el contenido del abdomen a su lugar.

Si la cicatriz es pequeña, es muy probable que la hernia umbilical desaparezca pronto. Si la hernia es dolorosa, no ha desaparecido antes de los 5 años o tiene un tamaño desproporcionado, es posible que tu hijo tenga que someterse a una operación de hernia umbilical.

Esta operación es muy sencilla y no reviste complicaciones. Consiste en unir los músculos abdominales del niño, devolviendo el contenido del abdomen a su lugar y cerrando el orificio con puntos de sutura.

En ocasiones excepcionales puede llegar a colocarse una malla sintética que refuerza los músculos, aunque esto es más frecuente en las operaciones de hernia umbilical de adultos.

Qué hacer mientras la hernia no desaparece

En primer lugar, las fajas, trapos y apósitos en el ombligo no sirven para nada. Por el contrario, pueden producir irritaciones y limitan los movimientos de tu bebé, impidiéndole que sus músculos se fortalezcan y retrasando el proceso.

Tampoco debes empujar la hernia hacia adentro o intentar reintroducirla en el abdomen a menos que tu pediatra te haya indicado lo contrario.

Lo que sí debes hacer es vigilar de cerca la salud intestinal de tu hijo. La hernia umbilical no suele generar problemas, pero sí que puede provocar un estrangulamiento en los intestinos. Por eso debes estar atenta por si presenta alguno de estos síntomas:

  1. Vomita, llora más de lo normal o se queja de dolor en el abdomen.
  2. Tiene dificultades para defecar o encuentras sangre en sus heces.
  3. Su abdomen está hinchado o tiene fiebre.
  4. La hernia está dura, oscura, dolorida o inflamada.

En estos casos debes ponerte en contacto inmediatamente con tu médico para que él valore la situación, pero recuerda que es poco probable que esto llegue a ocurrir. Lo más normal es que la hernia de tu bebé desaparezca antes de lo que imaginas.

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